Simona Rota (1979, Rumania) estudió Ciencias Políticas entre Bucarest y Barcelona y fotografía en Madrid.Como fotógrafa profesional, su trabajo más importante ha sido una misión
de documentación para el Museo de Arquitectura de Viena, desarrollado
entre 2010 y 2012, en las antiguas repúblicas soviéticas. Sus proyectos
personales "Big Exit", "Instant Village" "Placelessness" y "Ostalgia",
Con motivo de su serie “Ostalgia”, Simona Rota escribe la siguiente reflexión:
“Si insistimos en hacer una traducción literal de la palabra y el
concepto, “Ostalgia” (Dolor de Este) nació en 1989, tras la caída del
Muro de Berlín. De existir antes, no fue nombrado hasta que la antigua
Alemania del Este, confrontada con los rápidos cambios necesarios para
la integración con su mitad occidental, sentió nostalgia de su antigua
identidad en proceso de disolución tras la reunificación. Este anhelo,
junto con un cierto sentimentalismo de Occidente hacia el Este, acaba de
crear una nueva mitología de la antigua Alemania del Este y, por
extensión, sobre el antiguo bloque soviético. En alemán, “Ost” significa
Este. En griego “algos” significa dolor. “Ostalgia” es una aleación
lingüística tan imposible como el mismo deseo de reconstruir algo que
podría no haber estado nunca allí.
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OSTALGIA 2012 |
“Ostalgia” es una serie fotográfica desarrollada durante dos años,
entre 2010 y 2012. Nació a raíz de un trabajo de documentación del Museo
de Arquitectura de Viena, ya que, como fotógrafa, hice parte de un
grupo de investigación coordinado por el Museo, cuya misión era – bajo
el nombre de “Soviet Modern” – la localización, rescate y estudio de los
archivos soviéticos relacionados con la arquitectura que fue promovida
por la ex Unión Soviética en sus 15 repúblicas entre los años 60 y 90.
Los edificios documentados son a menudo estructuras grandes de aire
heroico acompañadas por enormes espacios públicos opresivos donde los
individuos se difuminan. Estas grandes estructuras han sido diseñadas y
construidas como una expresión del triunfo mientras que el espacio
público excesivo y sus correspondientes espacios privados pequeños
muestran una voluntad de control sobre la vida pública e incluso privada
de los individuos. Los edificios, promovidos por el régimen, tienen un
diseño atrevido, a veces experimental, y se vieron favorecidos por la
búsqueda de una imagen de poder, progreso, prestigio y éxito económico,
imagen que debería haber sido capaz de legitimar los planes y acciones
de los poderes políticos totalitaristas. Grandes edificios que ahora son
a menudo candidatos a gigantes rídiculos, grandes sueños invalidados
por la historia, mientras que la atmósfera decadente que reina hoy en
día en las antiguas repúblicas soviéticas crea un espacio físico y
virtual en el que es fácil proyectar ansiedadades, mitos y nostalgia”.
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