Francis Alys






Nunca fue muy bueno, confiesa Francis Alÿs (Amberes, 1959), con el orden, ni con los esquemas, ni con el sistema de trabajo metódico.“Soy muy malo para centrarme y pensar desde cero. Todo tiene que ocurrir de manera casual, mientras cojo el metro o preparo la comida”, explica. Aunque su estudio ocupa las tres plantas de una antigua casa de 1736, situada en la Plaza Loreto de México, una zona fronteriza entre el centro urbano histórico y un barrio ilegal, Alÿs no es un artista de taller. Su verdadero campo de operaciones es la calle, por la que siempre pasea con varios cuadernos a cuestas. En ellos trabaja con el mismo frenesí caótico que contagia la ciudad: “Siempre tengo cinco o seis proyectos que se desarrollan en paralelo. Es mi única forma de avanzar, pegando saltos de una historia a otra”.
Dominó Caníbal es el de un agente que recopila información para un estudio del proyecto. Para ello, he utilizado las imágenes colgadas en la web del PAC Murcia, unas 150, y he pedido a tres personas que las interpreten.Se presentan tres películas que están colocadas en tres espacios diferentes de la sala. Ninguno de estos tres personajes conocerá los comentarios de los otros dos, y he incorporado un ligero truco para cogerles por sorpresa. Las imágenes no aparecerán por orden cronológico, sino que he adoptado la guía que propone Cortázar en Rayuela. Con ello, más que una conclusión, lo que propongo es un experimento, abrir nuevos ángulos de lectura del proyecto, tanto a nivel discursivo como anecdótico.
uando la fe mueve montañas, presentada en la Bienal de Lima de 2002, una acción donde 500 voluntarios, aprovisionados con palas, movieran unos pocos centímetros una duna limeña de casi 480 metros de altura...
-Esas obras son metáforas de la economía general en Latinoamérica. Hay que hacer esfuerzos enormes para conseguir reformas mínimas. Ahí el juego me interesa mucho como mecanismo para que la gente entre en acción, como estrategia para involucrar a una comunidad de participantes. La energía colectiva es el principal motor de la producción.
Paradox of Praxis, el bloque de hielo que paseé por México hasta que se deshizo completamente. Lo hice como un ejercicio personal, para avanzar en mi relación con la idea de escultura, pero tuvo una reacción inesperada. Una vez que has realizado la obra, deja de ser tuya y empieza a tener su historia, su recorrido. A otras piezas les dedicas mucha energía y no logas el resultado que esperas. Cada vez es una incógnita. En el arte, no hay garantías, ni truco, ni recetas. Nunca sabes qué imagen, palabra o acción puede provocar una reacción. Es como un trabajo a ciegas.

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