Vik Muniz

Nacido en São Paulo 1961 Vik Muniz forma parte de una generación de artistas que a finales de los ochenta abandona completamente el discurso fotográfico basado en la captación de imágenes reales, interesándose por la fotografía como objeto. Esta manera de entenderla como una construcción a priori separada de la realidad histórica y cotidiana, se remonta a las vanguardias históricas con Man Ray o El Lissitsky.Vik Muniz lleva esta idea al extremo pues fotografía la consecución de un trabajo de mimesis generalmente muy minucioso, a partir del cual podemos hablar de la creación de una realidad artificial. Como resultado, las fotografías de Vik Muniz son objetos por sí mismos, en los que la imagen se autoproduce dejando fuera cualquier referencia que no sea su propia definición o la fotografía misma. A partir de su llegada a Nueva York en 1983, Muniz comienza a absorber las imágenes e iconos americanos, que utilizará constantemente en todos su trabajos. Y homenajeó a uno de los artistas americanos con más influencia, Alfred Stieglitz, fotografiando nubes fabricadas con algodón en Equivalents (1993), demostrando su intención de establecer una referencialidad que no tuviese nada que ver con lo real.






Lo ya visto pero transformado es la razón de ser de sus posteriores trabajos. Para ello no duda en acudir a citas visuales tan reconocibles como las obras de Warhol, (After Warhol, 1999), Piranesi o Leonardo da Vinci. Sustituye la realidad, que en estos casos sería una copia, fabricando una trampa visual con materiales insólitos: hilo, chocolate, alambre, polvo, tinta, o tierra, que le permiten definir perfectamente la imagen y hacerla completamente independiente..Uno de los materiales empleados por Vik Muniz más reconocible y sorprendente es el chocolate. Sus obras tituladas Pictures of Chocolate empiezan a partir de 1997 y en ellas reconocemos iconos como Mohammed Alí, Manolete, Jackson Pollock, un grupo de paparazzi, una última cena... todos dibujados utilizando sirope de chocolate, jugosos y brillantesAl igual que el chocolate inspira multitud de fenómenos psicológicos como el deseo, la adicción o el sexo, los demás materiales elegidos por Muniz para sus Pictures tienen algo que decir por sí mismos. Suele seleccionarlos por la relación específica que mantengan con el sujeto o por el poder que tenga el material para cuestionar el significado del propio sujeto. Esto último ocurre en The Sugar Children, retratos de niños de la calle cuyos padres trabajan en las plantaciones de caña, que se ven dulcificados por un velo de azúcar. La comunicación que se establece con el espectador va más allá de las características de los materiales empleados, y entra también en juego la minuciosidad con la que Muniz ha creado estos “escenarios” ficticios. Muniz hace suya la dificultad técnica del grabador, representando con lanas los trazos del aguafuerte de las cárceles de Piranesi. Con el bote del sirope de chocolate imagina la action painting de Pollock, el doble retrato de Mona Lisa de Warhol con mermelada, ¿no es de fresa la Marilyn de Warhol? C. D.
su web AQUI

Comentarios

rodolfo dijo…
bueno---algo de complejo de Diógenes si que tiene,