Verdades que parecen mentiras


Cuando se vive para sentir placer no se siente el placer de vivir; mientras que cuando el placer resulta de la vida, vivir resulta un placer.
No existe función humana que sanamente cumplida no se acompañe de placer. Pero tampoco existe función humana alguna cuyo fin primario sea obtener placer, siempre éste efecto es secundario.
Si se vive para sentir placer la insatisfacción creciente es la recompensa. Se entra en una carrera loca y sin sentido en busca de algo que, cada vez mas se aleja:el placer. La sensación de vacío y frustración existencial es enevitable al final de este camino.
El ave del paraíso se posa en la mano de quien no intenta atraparla. El placer genuino
lo encuentra quien no lo busca.

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