Simon Norfolk joven fotógrafo que formula a través
de su obra una serie de preguntas, de no fácil respuesta, con un
enfoque, intensidad e intención precisos. La guerra y sus devastadores
efectos sobre la sociedad y el hábitat son sus temas principales de
estudio. Sus imágenes diseccionan el espacio y el paisaje posbélico y
sus efectos inmediatos: la forma física de nuestras ciudades y entornos
naturales, la memoria colectiva y la psicología de las sociedades.
Él examina entomológicamente el genocidio, el imperialismo, las
interconexiones de la guerra, la tierra y el espacio militar, y cómo
aquellas se libran al mismo tiempo con supercomputadoras, satélites,
tecnologías sofisticadas, armas convencionales e, incluso, equipos
obsoletos, la intervención de las comunicaciones y la manipulación de
los medios de comunicación. Todo ello con mirada pausada, reflexiva, sin
las urgencias ni los traumas que se podrían esperar sobre un tema como
es el de la guerra.
Su obra se caracteriza por tener al paisaje como tema principal, y por
desarrollar una meticulosa técnica basada en la tradicional cámara de
placas. Sus fotografías muestran espacios desolados o, frecuentemente,
arrasados por la acción bélica. La aplicación de cánones estéticos
semejantes a los de aquella tradición romántica que encontraba la
belleza en una cierta forma de miseria, la ausencia de la figura humana,
o la deliberada construcción de escenarios que surgen de un aparente
desorden, son algunos de los rasgos que mejor definen su trabajo.
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