Nació en Barcelona, ciudad donde realizó sus primeras
exposiciones fotográficas a finales de los ochenta. Tras un periodo en
el cual compaginó su actividad artística con su vinculación profesional a
la fotografía publicitaria y de moda, en los últimos años ha
establecido en Barcelona y Tokio las bases donde desarrollar sus
proyectos personales, retomado con dedicación plena, su trabajo mas
íntimo, vital y reflexivo. Construyendo, más allá de la dicotomía
oriente-occidente, un discurso plástico y conceptual propio, fruto del
intercambio de ideas y vivencias que el contacto con el país nipón le
brinda. Así se han originado sus 3 últimos proyectos “tokiotas”: Ashimoto, Kagami y La Intimidad.“Ashimoto” es un término polisémico que se puede traducir como “paso”,
“a sus pies” o “zona alrededor de los pies”. Será esta palabra la que dé
nombre a la primera serie fotográfica de César Ordóñez, quien captura
el pie y su envoltura en jóvenes japonesas. En el arte, las referencias a
los pies y los zapatos son numerosas. Flaubert solía quedarse extasiado
contemplando los botines de una mujer y guardaba las zapatillas de
Louise Colet junto a sus cartas de amor. Más allá del fetiche, Ordóñez
nos acerca a uno de los actos más femeninos y eróticos de la mujer y la
manera de verlos desde una lente de cámara manipulada por un hombre y
que despierta una sensación personal e intransferible.“La Intimidad” es una serie fotográfica que ahonda sobre esos momentos
de soledad reflexionando en el ámbito personal de cada sujeto desde un
punto de vista físico y emocional. Son imágenes que, en su inmensa
emotividad, nos revelan una situación cotidiana para todos aquellos que
hemos estado inmersos en lo vertiginoso de la ciudad.
Kagami, “Espejo”: “Me reflejo en cada gota de lluvia, en cada mujer, en cada hombre. Veo mi imagen entre la multitud, a través de los paraguas transparentes que surcan las luminosas y evanescentes calles de Tokyo. La lluvia me envuelve, me acaricia, me golpea y me limpia…”
Kagami, “Espejo”: “Me reflejo en cada gota de lluvia, en cada mujer, en cada hombre. Veo mi imagen entre la multitud, a través de los paraguas transparentes que surcan las luminosas y evanescentes calles de Tokyo. La lluvia me envuelve, me acaricia, me golpea y me limpia…”
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