Walmor Correa Florianópolis/1960 artista, que vive en Porto
Alegre, posee un trabajo de colecta que parte de los relatos de
viajeros, de seres híbridos que habitan la literatura, así como todo un
saber popular alrededor de mitos y leyendas brasileñas. Toda esa reunión
puede ser sintetizada en el título y subtítulo de uno de sus catálogos,
Unheimlich – imaginário popular brasileiro (2004 – 2005). La alusión al ensayo del 1919, de Sigmund Freud, de las Unheimlich,
como aquello que es extraño y familiar o aún inquietante, junto a
aquello que reside como oralidad, crea una imagen contrastante que no
puede ser resumida solamente al encuentro del erudito con el popular. Se
trata de una articulación de camadas, de historias y experiencias que
van de las lecturas a las etnografías. Walmor crea una verdad a partir
del verosímil, parodia la ciencia en sus hiatos, en sus verdades
temporales, en los límites de sus descubiertas y discursos. Él
entrecruza pintura, diseño y escrita, así como el rigor taxonómico de la
clasificación. Según el artista, la elección del título, hecha
conscientemente a partir de Freud, está relacionada a lo que no es
doméstico, a lo que no es simple y que también es rudo. “Acredito que,
ao viabilizar fisiologicamente a existência desses seres, não somente
respondo a algumas das perguntas que fiz à natureza quando criança, de
acordo com a minha própria interpretação dos paradigmas da ciência, como
proponho uma interrogação e uma reflexão acerca dos limites das nossas
certezas” argumenta el artista en el texto del
catálogo. Walmor Corrêa trata de aquello que nos es más arcaico y sigue
hasta cierto punto la argumentación de Freud en el ya mencionado ensayo
sobre el inquietante (Das Unheimlich), donde ese arcaico se
ubica en una delgada película tal cual nuestra relación con la muerte.
Según Freud, dos factores serían responsables por la existencia del
arcaico en esa delgada película que sería la fuerza de nuestras
relaciones emotivas originales y la incerteza de nuestro conocimiento
científico. Cuando argumentamos que existe un
límite del gesto del artista cuanto a lo que escribió Freud, es porque
existe por el sesgo de la ficción (y también por la parodia) una
superación de la incerteza por un modo de adueñarse de seres hasta
entonces inclasificables por su composición híbrida.
De este catálogo, las imágenes de Ondina
(otra denominación para el híbrido de mujer y pez) y Ipupiara, quien
según Barleu seria una especie de Tritón. Cual es, al fin, la operación
de Walmor Corrêa? Walmor hace visible ese imaginario y realiza un corte
en la imagen, o sea, organiza y clasifica aquello que no está en el
campo de lo visible. Materializa diversos fragmentos orales e impresos,
moviliza el imaginario.
Unheimlich funciona como una
especie de atlas de la anatomía del imposible. Más allá de la Ondina y
del Ipupiara, Walmor presenta a seres como el Capelobo, híbrido de
hombre con tamanduá, originario de la región del Xingú, en Pará, Norte
de Brasil; la Cachorra da Palmeira, híbrido de perra y mujer, presente
en la región de Alagoas, Nordeste de Brasil; el Curupira, más presente
en la región Norte, en especial en las florestas, especie de cíclope si
queremos acercarnos una vez más a la Odisea, aunque no sea un gigante y tenga sus pies vueltos hacia la dirección opuesta a la de su cuerpo.
Disecar el Ipupiara, inventar y calcular
su anatomía y fisiología desarman a su cuerpo en la base del encéfalo,
en los pulmones, en la base del cerebro, en el esqueleto, en la
formación craniana, en la cavidad bucal, en el ádito laríngeo, en la
mandíbula y en el hueso pélvico y del cuadril. Sus “patas atrofiadas”
funcionan como nadaderas que les permiten nadar y flotar. Tal cual un
naturalista, el cuerpo es dividido y descrito; incluso esa situación
descriptiva puede ser visualizada en la imagen en dibujos secundarios
añadidos de una delgada camada de texto manuscrito, procedimiento
utilizado para todos los híbridos en Unheimlich.
Comentarios
· Extraordinario trabajo.
· Salud·os
CR & LMA
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